El duelo puede trascurrir como un
proceso normal de adaptación a la pérdida con
sus fenómenos y conductas propias o puede convertirse en un duelo
complicado.
El duelo complicado puede darse de cuatro
formas distintas:
1) Duelo crónico: La duración es excesiva
y nunca llega a una conclusión satisfactoria. Quien lo sufre es consciente de
que no puede superarlo y acude a la consulta autodiagnosticado, es decir,
saberlo o ser consciente de cuál es el problema, en este caso, no proporciona
una solución o alivio. La cronicidad en evitable con un diagnóstico temprano.
2) Duelo retrasado: Los sentimientos que
abruman a una persona al momento de la pérdida o la situación particular en la
que se encuentra cuando se produce, pueden hacer que se postergue el duelo.
Aunque parte del duelo se elabora en el momento mismo, puede no ser suficiente
para la pérdida en sí y el dolor puede reaparecer más tarde, incluso décadas
después reactivado por causas que evoquen a esa pérdida. Es normal en este tipo
de duelo buscar consuelo en una figura de apego anterior a la pérdida.
3) Duelo exagerado: Siempre incluye
trastornos psiquiátricos como la depresión clínica, ansiedad que se expresa en
forma de ataques de pánico, fobias que generalmente tienen que ver con la
muerte o con algún otro tipo de trastorno.
4) Duelo enmascarado: Se caracteriza por presentar síntomas y conductas que causan problemas, pero no se reconocen que están relacionas con la pérdida. Si la persona no expresa sus sentimientos abiertamente, el duelo que no se ha manifestado se expresará plenamente de otra forma. Puede manifestarse en forma de síntoma físico o de conductas inadaptadas.
Pero hay una característica del duelo complicado que se repite en cualquiera de sus cuatro vertientes y es la necesidad de imitar a la persona que ya no está. Necesidad que se puede volver compulsión, sobre todo si no se tiene el deseo consciente de hacerlo, ni talento ni capacidad para ello. Esta necesidad de imitar es en realidad una compensación de la pérdida y funcionaría inconscientemente, incluyendo el objeto amado en sí mismo para no perderlo. Esto puede llegar a suponer la adopción de rasgos de la personalidad de la persona que ya no está incluso rasgos que antes eran rechazados. De esta manera y por medio de la imitación e introyección puede reparar o compensar ese rechazo y mantener viva la pérdida. Como ejemplo bien vale mencionar la película “En sus zapatos, 2005” donde dos hermanas completamente opuestas interpretadas por Cameron Díaz y Tony Collette al pelearse y distanciarse, inconscientemente toman los rasgos esenciales y distintivos de la personalidad del otro para compensar la pérdida.
4) Duelo enmascarado: Se caracteriza por presentar síntomas y conductas que causan problemas, pero no se reconocen que están relacionas con la pérdida. Si la persona no expresa sus sentimientos abiertamente, el duelo que no se ha manifestado se expresará plenamente de otra forma. Puede manifestarse en forma de síntoma físico o de conductas inadaptadas.
Pero hay una característica del duelo complicado que se repite en cualquiera de sus cuatro vertientes y es la necesidad de imitar a la persona que ya no está. Necesidad que se puede volver compulsión, sobre todo si no se tiene el deseo consciente de hacerlo, ni talento ni capacidad para ello. Esta necesidad de imitar es en realidad una compensación de la pérdida y funcionaría inconscientemente, incluyendo el objeto amado en sí mismo para no perderlo. Esto puede llegar a suponer la adopción de rasgos de la personalidad de la persona que ya no está incluso rasgos que antes eran rechazados. De esta manera y por medio de la imitación e introyección puede reparar o compensar ese rechazo y mantener viva la pérdida. Como ejemplo bien vale mencionar la película “En sus zapatos, 2005” donde dos hermanas completamente opuestas interpretadas por Cameron Díaz y Tony Collette al pelearse y distanciarse, inconscientemente toman los rasgos esenciales y distintivos de la personalidad del otro para compensar la pérdida.