Sobre los cuentos de hadas Parte 3 - Teoría junguiana




     ¿Cuándo es martes?, pregunta el niño. Esa inviabilidad de comprensión del tiempo se hilvana con esa ausencia de tiempo, “Illud Tempus” dice Eliade (2000), esta eternidad, este ahora y siempre en que comienzan los cuentos de hadas “Érase una vez…” “Muy lejos...allá donde el mundo termina con una empalizada de leños…” y en el que invariablemente transcurren. Este es uno de los elementos esenciales para que este tipo de relato sea el propicio para el psiquismo del niño.

Von Franz en su libro Érase una vez (1970) sostiene que:

Los Cuentos de Hadas expresan de manera extremadamente sencilla y directa los procesos psíquicos del inconsciente colectivo, en ellos, los arquetipos son representados en su aspecto más simple, más sobrio, más conciso. Bajo esta forma pura, las imágenes arquetípicas nos proporcionan la mejor de las claves que permiten comprender los procesos que se desarrollan en la psique colectiva. En los mitos, las sagas o cualquier otro material mitológico más elaborado, solo se alcanzan las estructuras de base de la psique humana a través de la capa de elementos culturales que las recubre. Los cuentos de hadas, por lo contrario, contienen mucho menos material cultural consciente específico y reflejan con mayor claridad las estructuras psíquicas fundamentales. (p. 7-8)

     La importancia del cuento de hadas en el niño funcionaría a semejanza del mito y el sueño. Jung (1951) sostiene que tanto en los mitos, como en los sueños y en los cuentos de hadas, se exterioriza el alma y los arquetipos se manifiestan en su relación natural, en forma de formación-transformación-recreación eterna del eterno pensamiento. Es decir, el niño encuentra una salida a sus dudas y comienza su proceso de individuación a través de la escucha e interpretación del cuento. Para Jung (1951), la frecuencia con que aparece el espíritu en los cuentos de hadas en forma del arquetipo del anciano sabio es proporcional a la cantidad de veces que aparece en los sueños. El arquetipo del anciano sabio, bajo todas sus formas, incluso el de hada, se aparece siempre que el héroe se encuentra en una situación límite, de la cual solo puede salir si una meditación profunda o una súbita reacción le da la respuesta. Ya que el héroe no logra esta tarea, aparece, a fin de compensar, la solución perfecta en forma de un pensamiento personificado. O sea, la del anciano dispuesto a aconsejarle y ayudarle. 
     Es interesante ver como se reconocen sistemáticamente los arquetipos de la individuación en los cuentos de hadas, el Sí-Mismo, ánima, ánimus, persona e incluso la sombra. Pero la importancia real de los cuentos para el analista no tendría que ser el análisis de la estructura intelectual del cuento porque de esta manera se caería en un grosero error, según Von Franz (1990). El análisis que interesa al analista es el emotivo. 

     Jung baso casi toda su teoría en el autoanálisis. El autoanálisis es la esencia de la teoría analítica, es por esa razón que se expone un caso propio. En mi niñez, mi abuela durante años me relató un cuento cada noche para dormir. La recuerdo como una excepcional narradora, jamás leyó una palabra ni toco un libro al momento del relato. Me ha contado cientos de cuentos y hoy día solo recuerdo “El Loco de la Puerta”, una adaptación propia y enriquecida noche tras noche, como todos sus relatos, de alguna versión europea de “Los dos hermanos”. La pregunta del analista tendría que ser justamente esta ¿por qué ese cuento de hadas y no otro? Y a partir de allí surge la necesidad del análisis específico. Ese cuento de hadas contiene un simbolismo que ha marcado mi vida, que ha pautado el proceso de individuación. Pero no es posible ignorar al ser humano en el contexto en el que se produce la experiencia del cuento de hadas ni se puede hacer abstracción de cómo acontece una imagen, por esa razón el análisis debe ser emotivo. Mitológicamente, un ángel y un águila representan lo mismo, son mensajeros de los dioses, pero no se pueden analizar las dos imágenes igual ni dar una misma simbología porque es necesario ver en el contexto en que se producen.

Bibliografía

Eliade, M. (2000) Aspectos del Mito, España, Editorial Paidós
Jung, C. G. (1951) Simbología del Espíritu, México. Fondo de Cultura Económica
Von Franz, M. L. (1990) Símbolos de Redención en los Cuentos de Hadas. España. Editorial Luciérnaga
............................ (1970) Erase una vez…  España, Editorial Luciérnaga.