Sobre los sueños en sí
El
sueño es un fenómeno psíquico que se sitúa por fuera de los hechos conscientes.
Parecería como que el sueño no pertenece a la vida consciente, si no más bien es una
experiencia externa. Sin embargo, Jung (1982) dice: “…un observador atento
comprobará sin dificultad que los sueños no se sitúan por completo al margen de
la continuidad de la consciencia” (p. 93). Los sueños no solo tienen una
continuidad hacia el pasado, sino que también la tendrían hacia el futuro. Esta
continuidad hacia adelante, según Jung (1982) produce efectos inmediatos sobre
la vida psíquica consciente de las personas que bajo ningún concepto podrían
calificarse “…como supersticiosas o de algún modo anormales” (p.93). Jung veía
en los sueños la expresión de una sabiduría superior, de un saber que la
consciencia por ser momentánea es incapaz de producir.
Los
sueños no solo son fuentes de información acerca de los problemas personales
del ser humano, sino que en ellos se revela el contenido de sentido arquetípico
del inconsciente colectivo. Encontró Jung en los sueños una afinidad con la
estructura y el funcionamiento de los complejos autónomos, ambos agrupan sus
elementos en torno a un núcleo y tienen un tono emocional y afectivo, poseedores
de un centro de significado.
Una
de las principales hipótesis que Jung pudo corroborar en sus estudios sobre los
sueños es que algunos de ellos impactan de manera muy potente sobre el
psiquismo, produciendo un efecto duradero. Y cuando causan una fuerte impresión, permiten detectar una tensión energética reforzada en el psiquismo.
Jung
citado por Liliane Frey-Rhon (1991) sostiene que “Con el aumento de la tensión
energética adquieren los sueños un carácter ordenado, son objeto de una
composición dramática, muestran una clara coherencia significativa y se
incrementa la valencia de sus asociaciones” (p. 228)
Mecanismos del sueño
Mary
Ann Matton (1980) plantea seis mecanismos del sueño en el análisis junguiano: contaminación, condensación, duplicación,
concretización, dramatización y mecanismos arcaicos. Estos mecanismos no
fueron sistematizados por Jung pero sí nombrados y citados en varios de sus
escritos de forma sucinta.
1.
Contaminación
Consiste
en relacionar ideas aparentemente sin conexión entre sí mediante una cadena de
asociaciones que tendría un mecanismo similar al que tiene la conciencia cuando
se relaja al dormir. Es decir, ir haciendo una asociación de ideas hasta llegar
a una que esté realmente lejana y aparentemente sin conexión con el primero de
los símbolos de la cadena. Por ejemplo, se comienza con un cigarro y se termina
en la cadena contaminada en el Marlowe de Chandler. Matton (1984) asegura que
“A veces la contaminación revela que los miembros de un par de opuestos son en
cierto sentido idénticos”. (p. 62)
2.
Condensación
La
condensación no solo conecta, sino que combina ideas sin relación aparente. Por
ejemplo, el soñante dice que ha soñado con el Sr. K, personaje de la novela El
castillo de Kafka, y sin embargo, en el sueño aparecía vestido con las ropas de
su pequeño hijo y, no solo eso, sino que se deslizaba con la patineta de su
hijo por la rampla que está en el frente de su trabajo. La interpretación se
realizaría sobre las asociaciones que el sujeto hace del Sr. K, como también de
su pequeño hijo y de su propio empleo.
3.
Duplicación
Es
lo opuesto a la condensación. La idea o imagen se repite en el sueño o suele
aparecer en forma doble. Esto se puede dar para enfatizar un problema o para
determinar algo completo de un contenido inconsciente. Cuando aparecen imágenes
idénticas, por ejemplo el caso de soñar con gemelos, puede tratarse de una
expresión de dualidad, como también la oposición entre lo ying y lo yang. Cuando
aparecen varios episodios en un mismo sueño estarían indicando también una
necesidad de describir una sola idea central, aunque desde diferentes puntos de
vista. Edinger (1972).
4.
Concretización
En
el relato del soñador se observa lenguaje figurativo, no solo lo utiliza para
describir lo que acontece a las situaciones de su propio sueño, sino también
para referirse y presentar complejos conscientes en forma personificada.
(Matton, 1980).
5.
Dramatización
Es
la dramatización del relato, de su contenido. Jung describe a este soñante como
un actor en una obra teatral griega. Es expresar lo soñado dramáticamente.
6.
Mecanismos arcaicos
Es
la traducción de los contenidos inconscientes en formas arquetípicas. Jung
indicaba que los sueños arquetípicos suelen producirse en coyunturas
importantes de la vida de una persona, generalmente en situaciones de crisis
como por ejemplo la cercanía con la muerte.
Los pasos de la interpretación de
los sueños
La
interpretación de los sueños propuesta por Jung puede variar de un analista a
otro en tanto si se utiliza para interpretarlo una impresión intuitiva de
significado o se concentra en las amplificaciones detalladas. Los pasos
esenciales, siempre siguiendo el desarrollo propuesto por Mary Ann Matton
(1980), son los siguientes:
1. Enunciar el texto del sueño en términos de
estructura y examinar lo completo de su carácter.
2. Establecer el contexto del sueño. El
contexto se compone de:
a. Amplificaciones de las imágenes oníricas,
que pueden incluir asociaciones personales, información sobre el ambiente del
sujeto que sueña y paralelos arquetípicos.
b. Temas que interrelacionan las
amplificaciones
c. La situación consciente del sujeto,
inmediata y a largo plazo.
d. La serie de sueños en que se da un sueño
específico.
3. Rever las actitudes apropiadas para la
interpretación de sueños.
a. No puede darse nada por sentado respecto del
significado del sueño o imágenes específicas.
b. El sueño no es un disfraz sino una serie de
hechos psíquicos.
c.
Probablemente el sueño no le dice al sujeto que debe hacer.
d. Tener en cuenta las características de
personalidad del sujeto que sueña y del intérprete.
4. Caracterizar las imágenes oníricas como
objetivas o subjetivas.
5. Considerar la función compensatoria del
sueño.
a. Identificar el problema o complejo al cual
se refiere el sueño.
b. Evaluar la correspondiente situación
consciente del sujeto que sueña.
c. Considerar si las imágenes oníricas y la
evolución psíquica del sujeto requieren una caracterización reductiva o
constructiva.
d. Considerar si el sueño resulta compensatorio
al oponer, modificar o confirmar la correspondiente situación consciente del
sujeto.
e. Si el sueño es no compensatorio,
anticipatorio, traumático, telepático o profético.
6. Postular una interpretación traduciendo el
lenguaje del sueño en relación con la correspondiente situación consciente del
sujeto, verificarla a la luz de los hechos oníricos, modificar si es necesario
y enunciar sucintamente la interpretación.
7. Verificar la interpretación.
La función compensatoria en los
sueños
Por
lo general, observa Ann Matton (1980), Jung considera que casi todos los sueños
son compensatorios y citándolo dice “El concepto de compensación parece ser la
única fórmula adecuada” (p. 145). La compensación para Jung no se limitaba a
los fenómenos psicopatológicos como se venía estudiando hasta el momento, sino,
que para él, era una ley fundamental del inconsciente y planteaba como esencial
basar la función de los sueños en la relación de estos con la experiencia
consciente. De ahí surge la idea de que tienen una relación compensatoria con
la situación de la consciencia en la que se produzca el sueño. Frey Rhon (1991)
asegura que “Los sueños no solo tienen una función psicológica, sino que tienen
una interacción dotada de pleno sentido entre el sistema consciente y el
inconsciente” (p. 236).
En
términos generales, Jung entendía por compensación un intento de establecer
puentes entre los opuestos psíquicos gobernados por la propia psique. De esta
manera, los sueños atienden ambos lados, se trata de la expresión espontánea de
procesos inconscientes y también funcionan como respuesta reguladora y dotada
de sentido a las tendencias conscientes. El único tipo de sueño que Jung deja
de lado y que considera por fuera de la regla son los sueños traumáticos que
repiten siempre la misma forma de situación traumática de partida (Stein,
2004). Jung hizo especial hincapié en los sueños arquetípicos o mitológicos que
tendían a compensar y establecer un equilibrio de las convicciones conscientes
procedentes del inconsciente colectivo. Los grandes sueños se dan en momentos
decisivos del proceso de individuación: infancia, pubertad, madurez, vejez y
antes de la muerte, y estos aparecen justamente produciendo compensaciones para
conseguir una mejor adaptación del soñante a los cambios físicos. (Von Franz,
1984)
La interpretación reductiva y la
interpretación constructiva
Este
tipo de interpretación fue utilizada por Jung en sus primeros años y consistía
básicamente en lo mismo que planteaba Freud, rastrear hacia atrás buscando el
origen de las imágenes oníricas como si fuesen procesos elementales de
impulsos. Matton (1980) lo analiza de la siguiente manera: “El efecto del sueño
era retrotraer la consciencia del durmiente para llevarlo a reconocer aquellas
partes de sí mismo que había rechazado, a menudo motivos infantiles y
destructivos, pero no necesariamente impulsos sexuales”. (p. 152). Luego, Jung
consideró peligrosa a la interpretación reductiva porque desvaloriza las
actitudes conscientes y halló innecesario optar por esta interpretación que
siempre amenaza al yo. Incluso encontró que esta interpretación tiende a
alentar el estudio de los símbolos como si estos fueran algo fijo, haciendo
perder el valor de la imagen. Jung seguía pensando que en algunas ocasiones era
necesario devolver a la consciencia material reprimido e incluso bucear para
encontrar los orígenes de las imágenes que perviven en el adulto soñante. Llamó
a este tipo de interpretación “negativamente compensatorio” que sería una
operación de retroceso y de esta manera se puede ayudar a tomar consciencia
cuando su evolución interior no ha seguido el ritmo de su adaptación y logros
exteriores. La interpretación reductiva se utiliza solo para modificar una actitud
inmediata. (Matton, 1980).
La
interpretación constructiva o también denominada sintética, es la alternativa a
la reductiva. Esta interpretación busca él ¿para qué?, o él ¿con qué fin?,
caracterizándose por buscar un efecto sintético y positivo dirigiendo la mirada
hacia adelante, es decir, intentando tender un puente hacia el futuro. Esto se
logra poniendo el interés en la comprensión de la situación actual buscando la
solución en el conflicto que está presente. Jung (1935) dice:
Cuando se sabe por qué ha surgido en una
persona todo cuanto ha surgido, solo lo estamos entendiendo a medias. Y si solo
se tratase de eso, tanto daría que hubiera muerto hace tiempo. Pero no lo
habremos comprendido en cuanto ser viviente. Pues la vida no tiene únicamente
un ayer y no se explica por el hecho de que reduzcamos el hoy por el ayer. La
vida tiene también un mañana, y el hoy se entiende solamente cuando somos
capaces de añadir, a lo que ayer fue, los brotes que apuntan al mañana.
(p.113).
Referencias
Edinger, E. F. (1972) Ego
and archetype. Nueva York. Editorial Putman’s
Frey-Rohn,
L (1991). De Freud
a Jung. México. Editorial Fondo
de Cultura Económica
Jung, C. G. (1935) La psique y sus problemas actuales.
Santiago de Chile. Editorial Zigzag
(1982) Símbolos de transformación. España.
Editorial Paidós
Matton, M.A (1980) El análisis junguiano de los
sueños. Argentina. Editorial Paidos
Stein,
M. (2004) El mapa del alma según
Cal
Jung. España. Editorial Luciérnaga.
Von
Franz, M. L. (1984) Sobre los Sueños y la Muerte. España. Editorial Kairos