Escritos sobre la trascendencia y las mudanzas



    Estudios recientes han identificado las mudanzas como uno de los factores más estresantes de la vida, incluso algunos resultados las han ubicado por encima de los divorcios, del ser despedido de un empleo, de enfermedades y solo por debajo de la muerte de una persona amada. A saber: el estrés es una respuesta emocional y física frente a situaciones externas de tensión y su función es la de predisponer y preparar para el enfrentamiento, pero si esta cuota de tensión es demasiada elevada y sostenida en el tiempo, se vuelve contraproducente generando síntomas que conllevan a un deterioro sistemático en la calidad de vida. Es ahí cuando surge la necesidad de hacer algo para disminuir el estrés. Específicamente en el caso de las mudanzas, el estrés termina cuando se acomoda la última caja en la nueva casa, exagerando un mes si se tramita lentamente. Es cierto que existe la “potencialidad de la mudanza” que es la necesidad imperiosa y por fuerza mayor de tener que dejar una casa y no conseguir donde ir, eso se define como incertidumbre y su análisis es otro. Por lo tanto, comparar una mudanza con una enfermedad (que puede ser terminal o crónica), con perder el empleo (se puede estar años sin conseguir otro con riesgo de una depresión aguda) o con una separación de pareja (especialmente si no es la persona que tomo la decisión de separarse), es un absurdo. En estos casos puntuales, el estrés funcionaría como un síntoma que desaparece cuando comienza el proceso del duelo.

    Una mudanza implica una pérdida y toda pérdida necesita imperiosamente de un duelo para mantener la estabilidad psíquica. La pérdida es la casa que se deja atrás, el proceso de duelo es al hogar que se perdió (o la persona que se era en ese hogar) y esto va más allá de la acción de mudar. Hay varios factores que influyen en la dimensión y las características de ese duelo que dependen del hogar perdido y esencialmente de cómo se vivió en ese hogar. Como afecta a cada sujeto a mudanza, es propio de la estructura de personalidad de cada uno y siempre diferente al resto. No es la misma pérdida, una casa en la que se fue feliz que otra en la que solo hubo tristeza. Ejemplos sobrarían y también sabemos que en una casa se ha sido feliz e infeliz, pero siempre hay un polo que prima sobre el otro. La casa donde nos criamos, la protección de nuestros padres (o no) el aroma de las comidas, el patio y los juegos, los primeros amigos. Hijos que nacieron y aprendieron a caminar. Donde nos enamoramos, rincones, ventanas, momentos y un largo etcétera que hacen a una casa inolvidable o todo lo contrario, malos tratos, separaciones, enfermedades, muertes que hacen también inolvidable a esa casa, pero que con seguridad no se necesitará ningún duelo luego de la mudanza, sino trabajar sobre los porqués de la huida. Tampoco es lo mismo pasar de un ambiente a tres ambientes que de tres ambientes a un ambiente. Contra frente que frente, verde que cemento, con hijos o sin ellos, con pareja o sin pareja, con ausencias y fantasmas, en fin, las variables para la pérdida de una casa, un hogar, son muchas y como se dijo antes, propias de cada historia de vida.

¿Cómo funciona el psiquismo frente a la pérdida de un hogar?

    Hay un punto que se me antoja fundamental y tiene que ver con la trascendencia. Una casa nueva, sea comprada o alquilada irremediablemente, nos convierte en dioses, creadores de un mundo en miniatura, de nuestro propio mundo. Imitación a escala de la creación de Dios. Representa una grave decisión, no solo de construir ese mundo, sino de renovarlo y mantenerlo, inclusive de poblarlo. Nunca se cambia de mundo con ligereza. Cuesta dejar una creación. Toda mudanza significa dejar un mundo y volver a empezar otro. Crearse una vida nueva. Empezar con un cero. Y crear una vida nueva es siempre una repetición de la creación del universo. De un universo propio, único y privado, pero que siempre imita ese comienzo primordial donde algún Dios de alguna cosmogonía creó el universo. Desde el corte de cinta en un gran edificio hasta una fiesta de bienvenida con amigos en un monoambiente son rituales de iniciación y creación de ese nuevo mundo que se vienen repitiendo desde las civilizaciones más arcaicas hasta la actualidad. Ese proceso inconsciente de pérdida del mundo que se ha creado produce la angustia existencial del duelo a la mudanza y es lo verdaderamente importante a trabajar en terapia.